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Caixa es uno de los grandes bancos de este país, y seguramente ganará miles de millones de euros cada año. O trillones. Nos da igual.
Pero hay una cosa que hay que tener clara: nadie se hace rico siendo completamente honrado, y las prácticas bancarias que ha estado llevando Caixa durante años os podemos decir que han sido total y absolutamente capciosas, por decirlo de una manera fina.
En su día abusaron con las hipotecas: intereses moratorios de hasta el 29%, deshaucios por el mero impago de 3 letras de la hipoteca, las cláusulas suelo, las hipotecas multidivisa, etc.
Luego fueron las preferentes, por las que miles de clientes perdieron todos sus ahorros, tras haberles garantizado los empleados del banco que eran producto un totalmente “seguro”.
Y a raíz de la crisis del año 2008, y con la progresiva caída del Euríbor, se lanzaron al apetitoso mercado del crédito al consumo.
¿Cómo lo hicieron? Muy sencillo: a través de las tarjetas de crédito.Que es precisamente donde ha surgido el escándalo de los intereses abusivos.
Se dieron cuenta de que los hábitos de los cosumidores habían cambiado. La anterior crisis arrasó con miles y miles de pequeños comercios, y el consumo comenzó a centrarse en las grandes marcas: en los Mediamarkt, en los Ikea, en los Fnac, en los Mango, en los Zara, en los Lery Merlin, en los Alcampo… la lista es interminable.
¿Pero cuántas tiendas han abierto en los últimos 15 años? Da igual a qué ciudad vayas de España, son todas iguales ya: las mismas tiendas en todos los lados.
Con los bancos sucedió justamente lo contrario: miles de oficinas de su red comercial cerraron debido a la crisis bancaria y a las fusiones, por lo que la capacidad, en este caso, de Caixa para dar con el cliente potencial se limitó. Y eso es malo para los bancos.
Porque recordemos que los bancos viven de dar préstamos, y para ello necesitan del pobre padre que no tiene dinero para comprarle un ordenador a su hijo; del ama de casa que necesita un nuevo electrodoméstico porque el anterior se estropeó; del jubilado que no le llega con la pensión; del inmigrante que necesita dinero para hacer un viaje urgente a su país; de la pareja de jóvenes que necesita dinero para amueblar su nueva casa...
¿Y cómo contactar con todo este nicho de mercado, si has cerrado más de la mitad de tus oficinas y echado a la mitad de tu plantilla?
Pues muy sencillo: echaron la caña donde hay peces.
Comenzaron a ofrecer créditos y tarjetas a través de las propias grandes superficies, con la marca del propio establecimiento: Visa Ikea, Visa Mediamakt… en fin, las hay de todos los colores. Y sobre ellas os vamos a ir hablando en los próximos artículos del blog.
La verdad es que está bien pensado: no necesitas ninguna oficina, no necesitas tampoco ningún empleado de banco, y además, apareces justo en el preciso instante en que el cliente va a consumir y necesita el dinero.
Así que el negocio comenzó a florecer. Las tarjetas se vendían como rosquillas. Y empezamos a gastar y a gastar. Y la gente comenzó a sobreendeudarse por encima de sus posibilidades.
No había ningún departamento de riesgos que controlase la capacidad económica del cliente, no te pedían la nómina, ni que te avalaran. Por si no habías gastado suficiente, incluso te llaman por teléfono para decirte que tenías preconcedido un préstamo y que al día siguiente lo tenías ingresado en la cuenta.
Nunca ha sido tan fácil que te concedieran un crédito en este país, porque no hacía falta ni que lo pidieras, ellos mismos te lo ofrecían.
La tarjeta que te dieron al principio tenía un límite de 1.000 euros, luego subió a 1.000 y para cuando te quieres dar cuenta les debes 4.000 euros.
Y lo peor de todo es que ves que la deuda no baja.
¿Y cuál es el problema?
Pues que al cliente no se le informa de nada. O mejor dicho le informan solo de lo bueno, pero nada de lo malo. Esto lo extractamos de la web de Caixa hoy 21 de junio en que publicamos este artículo:
Todo ventajas… ¿Y dónde te informan del tipo de interés? ¿Y dónde te informan del carácter revolvente de estos créditos? Porque ahí está la madre del cordero.
Crédito revolvente (en el argot, “revolving”) significa que las cuotas que vas pagando cada mes vuelven a formar parte del crédito disponible mediante su renovación automática como si de una línea de crédito permanente se tratara. De forma, que puedes tener una línea de crédito de 1.000 euros y haberte gastado 3.000. Y nunca sales de ahí…
De este riesgo de sobreendeudamiento ya ha advertido en reiteradas ocasiones el Banco de España, pero, claro, Caixa no te lo va a contar…
A lo largo de varios artículos os vamos a ir hablando de todas las tarjetas de Caixa que están siendo anulados por los Tribunales.
Esto ha sido sólo un aperitivo...
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